Diario del aislamiento Día 4: Especímenes
El martes 17 de marzo, San Patricio, es el cuarto
día en casa. En casa, cuando lo suyo era estar en el pub bebiendo Guinness y
cantando “Dirty Old Town”.
Martes con lluvia
y, como era de esperar, baja el flujo de chistes y bajan las ganas generales de
hacer de la situación un vodevil con reponedores, peluqueros y paseadores de
perros como protagonistas principales. Más bien lo contrario, en vez de memes
empezamos a recibir audios de sanitarios advirtiendo de la seriedad del
problema, textos largos anunciando que esto va a ser más largo de lo esperado, reflexiones
indicando que la vida, nuestra vida, ya nunca será igual. Ni rastro de fotos de
papel higiénico en escaparates de joyerías, nada de gente paseando perros
virtuales. Únicamente un video desde un balcón de un murciano vestido de
Tiranosaurius Rex echando la basura al contenedor nos devuelve de golpe a la
realidad: hay pocos sitios como Murcia.
Así de tristonas
se empiezan a poner las cosas en el día en el que empezamos a cobrar conciencia
de que no todo el mundo es inmortal, el día del Memento Mori pandémico.
Poco a poco vamos viendo cómo el círculo se estrecha, como sabemos de casos de
amigos de amigos de vecinos, ya no es una amenaza lejana que afecta a los
inconscientes y a los abiertamente expuestos. Esto es así y hay que vivir con
ello, otra cosa es que lo queramos convertir en el centro de nuestro día a día,
porque la querencia de cierta parte de la población a la alarma y el morbo no
ayudan a mantener la calma.
Es en esta
situación de zozobra inicial cuando afloran ciertos comportamientos bien
reconocibles. Bien en sabido que en todos y cada uno de los grupos de whatsapp
a los que pertenecemos hay un Cenizo de Guardia, ese que parece feliz lanzando
siempre augurios apocalípticos, compartiendo audios dolientes de origen
sospechoso, siendo el primero en enviar las malas noticias con letra mayúscula
y negrita si es posible. El Cenizo de Guardia disfruta compartiendo malas
noticias, posiblemente por ser incapaz él mismo de digerir la situación con la
entereza de un adulto. Esta carencia le lleva a compartir sus dudas y tristezas
con el resto de los conocidos, a ver si así crea un estado de alarma general
que le hace sentirse menos débil y cobarde: esto es, la táctica del mal de
muchos, llevada a los tiempos del cólera.
El Cenizo de
Guardia es poco activo excepto cuando la situación le es favorable. No se
prodiga durante las oleadas de chistes sobre supermercados arrasados ni en los
días en los que las noticias no parecen tan malas. Su hábitat natural son los
momentos de duda e incluso los de calma, cuando los más vulnerables tienden a
llenar los ratos muertos con pensamientos negativos. Astuto, el Cenizo de
Guardia no compite por audiencia con otro de los habitantes del universo grupal
del whatsapp, el Gracioso Tempranero, ese otro miembro obligatorio altamente
popular que acelera más que otros a la hora de enviar chistes y memes. El
primero triunfa entre los asustadizos, mientras que el segundo persigue el
aplauso de los que prefieren evadirse un momento.
Si bien el
Gracioso Tempranero busca los laureles rápidos (el jajaja tras el meme, los
tres emoticonos llorando de risa tras cada una de sus intervenciones), el
Cenizo de Guardia sigue una estrategia largoplacista, basada en minar la moral
de los menos robustos de mente hasta llegar al cénit
de su existencia: el momento en el que decir “bueno, ES QUE esto lo llevo yo
diciendo desde que empezó esta historia y nadie me hizo ni puto caso”.
Ambas estrategias son costosas en lo personal, porque si bien el Gracioso
Tempranero vive en un sinvivir constante por tener que andar escaneando las
redes en busca de gemas del humor, el Cenizo de Guardia tiene que tener
paciencia y constancia hasta que consigue asustar lo suficiente a sus presas. Ambos,
en definitiva, lo pasan peor que el resto.
Como el Gracioso,
el Cenizo de Guardia también mira y remira por las redes y el ciberespacio,
busca datos preocupantes, y comparte solo aquellos que tienen un titular impactante,
sin importar si es exacto o no. “El Presidente Plekszy-Gladz prevé que el
virus causara un millón de muertos en la República de Borduria”, comparte
el Cenizo, omitiendo que la noticia sigue “en los próximos 100 años”. Preguntado
por la fuente, las respuestas son huidizas y cuando uno investiga resulta que
es el Daily Bugle y la noticia viene firmada por Peter Parker. De nada sirve
afear al Cenizo de Guardia por su falta de rigor a pesar de tener cuarenta y
pico años y estar haciendo exactamente lo contrario de lo que el sentido común,
el deber cívico y las autoridades indican: la semilla del terror está plantada
y el Cenizo, delegada su falta de valor y de empatía, recobra la calma.
Lo que no nos
queda claro es si uno y otro se habrán planteado a estas alturas que será de
ellos una vez pase la tormenta y nos volvamos a reunir en nuestro ecosistema
natural, los bares. Porque en ese momento es muy posible que el esfuerzo del
Gracioso tenga cierta recompensa en forma de agradecimiento por haber intentado
al menos quitarle hierro al asunto, mientras que al Cenizo lo más probable es
que se le mantenga a raya con un periódico enrollado para evitar que siga
jodiendo los pocos momentos felices en los que conseguimos coincidir. Ellos
sabrán.
Mientras tanto,
en estos días en los que el desánimo empieza a asomar la nariz por encima de la
tapia apoyado en los hombros de agoreros e insensatos, conviene recordar que
siempre hay quien, ante la encrucijada, y a pesar del mal momento (o
precisamente por ello), es capaz de crear una joyita de esas que le hacen a uno
olvidarse por unos minutos de lo malo y mover la cabeza al compás.
Playlist para
el día 4, gentileza de la inimitable Blanca DB: "Se está mejor en casa que en ningún sitio", El Mago de Oz
Ole. Seguimos a la escucha.
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