Diario del aislamiento Día 9: Introspección
En el noveno día de confinamiento, vamos por fin
encontrando tiempo para la introspección. ¿Hablamos de mirar dentro de nosotros
mismos, nuestro ser interior? En absoluto, hablamos de mirar dentro de nuestros
propios armarios.
Transcurridos
nueve días como nueve soles de aislamiento doméstico, uno diría que la cosa se
ha pasado más rápido de lo esperado. Si hace ocho días nos dicen que íbamos a
estar así pasada semana y pico de condena, habríamos firmado con letra gorda y
gran solemnidad delante de un notario con corbata. Empezamos a acostumbrarnos y
no estamos dando vueltas por el techo de la casa como la niña de El Exorcista,
que no es poco.
Empezamos también
a controlar el bucle emocional de cada día: nos levantamos con preocupación,
vemos las noticias y seguimos preocupados, la preocupación se va disipando a
medida que nos alejamos de la información y los whatsapps catastrofistas,
llegamos a desconectar y encontrarnos casi bien hasta que volvemos a ver las
noticias. Dependiendo de dónde las veamos, la preocupación puede ser manejable
o extrema tanto por la gravedad del asunto como por la forma en la que nos las
hacen llegar. Los medios se han amarilleado de forma evidente en los últimos
días, ávidos de audiencias que revienten sus previsiones, engorden sus cifras y
les den músculo para aguantar lo que tenemos por delante. Esto puede ser comprensible,
pero lo que es seguro es que es feo.
Asistimos también
a la formación de las primeras grietas en el muro del sentido común y la
cortesía, y contemplamos con una mezcla de hastío y resignación el inicio del
proceso de politización de la situación que esperábamos una vez pasada la
crisis. Esto es definitivamente feo y poco comprensible, por más que todos
entendamos lo que se pretende, que para eso llevamos viendo lo mismo muchos
años. Inocentes, algunos esperábamos que la bronca política se dejara de lado
hasta que la cosa estuviera enderezada, que los reproches o las ideas de los
políticos se compartieran en privado en las cúpulas políticas en vez de en
Twitter, pero ahora vemos que era mucho pedir a esta clase política
infantilizada y admiradora de las formas de Trump. Si bien el tono es algo más
moderado que otras veces, faltaría más, las estrategias de unos y otros se
empiezan a ver claras. Lo delicado del momento invita a cambiar la táctica:
lanzar dardos en parábola que pasen por otros puntos más urgentes antes de
llegar al destino final, esto es, el descrédito del contrincante político, aunque
el fondo sea el mismo que en cualquier otro momento de bochornoso debate
electoral. El argumentario de los más críticos nos lleva a alabar el
descubrimiento más importante de la cuarentena, tras la vacuna que llegará en
breve: el Capitán A Posteriori.
Viendo pues el
panorama ahí fuera, no nos queda otra que dedicarnos a la introspección. ¿Nos
referimos al estudio de nuestro yo profundo, de nuestros procesos mentales mas
íntimos, de los recovecos de nuestra compleja personalidad de adulto por
madurar? En absoluto, no estamos para estas cosas tan sesudas y complicadas, lo
nuestro en mucho mas mundano y sencillo, más nuestro.
Durante estos
días hemos asistido al descubrimiento de nuestra propia casa y su contenido,
toda una experiencia que pocas veces tenemos ocasión de vivir. Solo en las
mudanzas y en las reformas llegamos a ver el fondo real de nuestros propios cajones,
por lo que la ocasión que nos brinda el confinamiento es valiosísima. En la
furia limpiadora de los primeros días muchos encontramos cosas que pensábamos
perdidas: anda, mira, aquí esta este rascador de espalda que compré en una
gasolinera de Arizona; caramba, mira dónde estaba este chubasquero plegable tan
útil que nunca llegué a usar porque se perdió el mismo día que llegó a casa, y
mira que lo compré por ser esencial para mi existencia. La primera escaramuza
limpiadora terminó con un botín imprevisto y muy valioso: un
Belén de esos a los que se le da la vuelta y nieva, una gorra desaparecida,
un paraguas plegable, aquel jersey del que nos habíamos olvidado y que estos
días en los que nadie nos ve llevamos a todas horas aunque nos queda como un
tiro.
La excitación del
descubrimiento casual de enseres tiene un efecto colateral imprevisto: el
descubrimiento de talentos ocultos. La repentina aparición de un horno en la
cocina en el que nadie había reparado desde la mudanza despierta el interés por
hacer una lubina con patatas. El hecho de que el horno estuviera lleno de
sartenes y hasta una paella tampoco pasa desapercibido: el domingo que viene,
arroz. Tutorial en Youtube, mañanita cocinando, copa de vino blanco y una
lubina con una pinta estupenda a la que se hacen muchas fotos para Instagram.
Si luego la lubina estaba sosa y seca como la mojama ya es algo secundario, uno
ha quedado como un amito de su casa la mar de apañao ante los amigos, que es de
lo que se trata. En los armarios aparecen raquetas de tenis, taladros, cajas de
herramientas, maletines de pintura. En las próximas semanas Instagram quedará
inundado de fotos de estanterías recién montadas y bodegones al estilo EGB,
quedan Vds advertidos.
El alumbramiento
no se limita a bienes muebles, otra sorpresa. Anda, pero si aquí hay dos
enchufes, qué bien nos vienen, a partir de ahora voy a enchufar todo aquí, qué
contento me he puesto. Mira, toda esta parte del armario está vacía-vacía, es
un sitio ideal para guardar cosas muy importantes para mí, en concreto un Belén
de esos a los que se le da la vuelta y nieva, una gorra y un paraguas plegable
pero no este jersey que es sin duda mi favorito y el que mejor me sienta.
Cariño, ¿tu sabías que aquí había un cajón la mar de
útil? Sí claro, ahí es donde guardo desde hace años los trapos de cocina que tú
no tocas ni de lejos, glups, perdón, voy a intentar disimular, nananiano
naniano.
Días de quedarse
en casa, de no sobreexponerse a las malas noticias, de animar al prójimo, de
limpiar armarios y de tomar té. Disfrútenlos, algún día hasta los echaremos de
menos.
Playlist para
el día 8, gentileza de la sapientísima Blanca DB:
Again today
que tandem blanca y tu......esto merece un aplauso tb
ResponderEliminarMe sumo a ese aplauso.
ResponderEliminar¿A qué hora les parece bien?