Diario del aislamiento Día 18: El Método Peláez
Tras 18 días, ya hemos tenido tiempo de encontrar nuestra propia rutina rellena-días, y cada uno pasa el tiempo según se haya organizado. Muchos de Vds estarán practicando deporte a diario en el metro cuadrado de salón reservado al efecto: muy bien, sigan así.
Como hablamos al principio de este diario superficial y tontuno, uno de los objetivos para la cuarentena era mantener o mejorar la forma. A estas alturas del confinamiento, es posible que los lectores se hayan divido en dos grupos: los que se han entregado en cuerpo y alma a la gimnasia y el estiramiento y los que se han entregado en cuerpo y alma a las Legítimas y Acreditadas Tortas de Aceite de Inés Rosales, producidas en Huévar del Aljarafe, Sevilla, manjar de dioses y pilar de la civilización ibérica.
Desde el inicio del cautiverio hemos asistido a la proliferación de clases online de musculación, HIIT, pilates, fitness, calistenia y body-pump; de la gimnasia sueca ya hablamos en su momento, así que esta la omitimos aunque nos da rabia porque es la única disciplina que conocemos. También hemos asistido al ejercicio generalizado en ventanas y balcones. Y es que entre que después de tantos días ya hemos perdido el pudor y como con el cambio de hora por fin nos vemos la cara al salir a aplaudir, los edificios se han convertido en una especie de Rue 13 del Percebe en el que por cada ventana ves a alguien haciendo movimientos ridículos a todas horas. Todo sea por ser la comidilla el día de la vuelta a la oficina, hay que ver qué tríceps ha echado Medina, lástima que no sea más joven, si no tendría isquiotibiales y soleo, esos músculos nuevos de millennial, que los talluditos no tenemos: solo tenemos pantorrilla y muslo, como los pollos.
Llegados a este boom del fitness casero, es de justicia hablar de Peláez, el precursor. Peláez era un vecino del edificio de mi familia política que inventó, hace más de 30 años, todo este movimiento que ahora nos parece novedoso. Peláez, coqueto y lleno de energía, transformó hace ya tres décadas el mundo del fitness y el entrenamiento confinado: lo hizo de forma tan confinada que nadie se enteró de ello, salvo sus vecinos de bloque.
Audaz e innovador, Peláez convirtió las zonas comunes del edificio – escaleras, descansillo, portería, entrada a los ascensores – en un circuito de entrenamiento completísimo que le permitía estar en una forma física envidiable sin tener que salir de casa. Para los vecinos y el cartero era común ver a Peláez corre que te corre por el hall de entrada, dando saltos y cabriolas para estirar la musculatura mientras daba los buenos días a las señoras que volvían de la compra; para las visitas, repartidores y cobradores no era tan familiar esta estampa y solían llevarse un susto grandísimo cuando a su espalda aparecía de la nada un señor haciendo fondos vestido de chándal gris.
Al principio, alarmados por el trajín y las posibles lesiones musculares, los propietarios respondieron con inquietud a las aficiones atléticas de Peláez y se quejaron en Junta de Vecinos. Se organizaron reuniones con orden del día, los del sexto presentaron alegatos anti-entrenamiento, desde el segundo llegaban tímidas voces en defensa del atleta y al final se decidió que el presidente regañase a Peláez por hacer tanto ejercicio por los pasillos. Pero Peláez, tan tozudo en su empeño como disciplinado a la hora de hacer sentadillas, siguió erre que erre con su cruzada deportiva, escalera arriba y abajo a deshoras para burlar la censura presidencial. Al final, como Peláez hacía lo que le venía en gana a pesar de las advertencias del portero y el presidente, terminaron por dejarle por imposible y se acostumbraron a convivir con sus entrenamientos. Peláez había triunfado, el Triunfo de Peláez.
Ante la situación, Peláez cobró confianza y fue añadiendo elementos a su plan físico. El intrépido Peláez ya no solo corría por su circuito de footing, que era como se llamaba en la época a correr por el parque, sino que aprovechaba barras, escalones y barandillas de las escaleras para completar su entrenamiento con flexiones, sentadillas, estiramientos y saltos; Peláez, por tanto, no solo inventó el fitness casero sino que también fue el precursor del parcour indoors. Un pionero.
A veces Peláez se cansaba, agotado por su intenso plan de trabajo, y se tumbaba en un sofá que había en el descansillo a echar una cabezada. Si el día era nublado o la hora de entrenamiento era tardía, Peláez podía llegar incluso a sumirse en un sueño profundo del que despertaba cuando salía del ascensor una señora que solía pegarse un susto de muerte cuando Peláez emergía del sofá como Drácula de su ataúd, dando los buenos días o soltando improperios, según se hubiera dado el sueño. Las cosas de Peláez.
Eso sí, no vayan a pensar que la envidiable forma física de Peláez se basaba únicamente en su entrenamiento casero. Esa flexibilidad y fuerza se debían también a la otra ocupación favorita de Peláez: las mudanzas. Por motivos que no vienen al caso y que pertenecen a la esfera privada de nuestro héroe, no había trimestre en el que de la casa de Peláez no saliera un tresillo o entrasen catorce cajas de libros. Al final, la estampa de Peláez acarreando mobiliario por las escaleras se hizo casi tan común como la de verle contándose pulsaciones en el descansillo, con lo que el edificio estaba siempre animadísimo. Otra vez Peláez de mudanza, ¿ha visto Vd? Este año ya van cuatro, lo que se muda este hombre, yo no sé de dónde saca los muebles. Por cierto, ¿ha visto Vd qué bonita estantería sacó el pasado jueves? Voy a preguntarle de dónde la ha sacado, necesito una igual para el cuarto de los niños. Hombre, Peláez, ¿Tiene Vd un momento?
Al final algunos vecinos propusieron poner una placa en la fachada en homenaje a Peláez, inventor del entrenamiento casero. Un vecino de hábil pluma y buena intención propuso el siguiente texto: “En estas instalaciones nuestro vecino Peláez alumbró y puso en práctica una revolucionaria disciplina física que llegaría a ser conocida en el mundo entero como EL Método Peláez. En agradecimiento por su contribución a la salud física de los habitantes del inmueble, así como por su aportación a la mejora decorativa de sus moradas, se coloca esta placa en fecha tal y tal. A Peláez, el vecindario agradecido”
La iniciativa se discutió en seno de Junta de Vecinos, donde se topó con la resistencia de aquellos cuya autoridad había burlado años antes Peláez con su entrenamiento clandestino. La moción no prosperó y se propuso al menos darle su nombre al sofá en el que echaba la siesta, el Sofá Peláez, una especie de nomenclatura al modo de Ikea, pero de aquí. Tampoco cuajó la idea por el rechazo de las señoras a las que había dado sustos, que eran varias y con genio. Al final Peláez se quedó sin placa ni sofá a pesar de su contribución a la sociedad moderna, y eso que hizo lobby en su favor la casa de mudanzas Gil Stauffer, que tenía en Peláez uno de sus mejores clientes.
Sirva por tanto este texto como homenaje tardío al insigne Peláez, atleta, pionero, inventor y mecenas de los trasportistas de mudanzas.
Griten conmigo ¡Viva Peláez!
(Todos) ¡Viva!
Playlist para el día 18, gentileza de la vigoréxica, Blanca DB, musa del indie running:
Keep on running
Me va Vd a perdonar, pero las tortas de Inés Rosales se producen en Castilleja de la Cuesta
ResponderEliminarpues eso habia puesto yo, pero luego he comprobado en su web y la direccion que se pone es en Huevar del Aljarafe, yo tambien me he quedado sorprendido. Yo creo que aqui hay caso para el Teniente Kojak
EliminarSí, sí, son de Castilleja de la Cuesta de toda la vida. Por añadir un poco de luz a este interesante asunto, me permito añadir que la Comisión Europea incluye las Tortas de aceite de Castilleja de la Cuesta en su registro de denominaciones de origen protegidas, en la categoría de Especialidad Tradicional Protegida ¡Ojo, que no es moco de pavo!
EliminarLo de Huévar de Aljarafe me suena a mí a triquiñuela. No sé, lo mismo se trate de un paraíso fiscal o algo así.
Es que eso pensaba yo, pero se han debido mudar. Las tortas (de Inés Rosales o de otros productores) siempre se han llamado de Castilleja pero la fabrica tiene la direccion en Huévar del Aljarafe, que si está en el Aljarafe estará cerca. https://www.turismosevilla.org/opencms2/opencms/es/planificatuViaje/turismoindustrial.html?idlocalidad=41051&idempresa=63&
Eliminar! Madre mía, qué sera lo siguiente! ¿Miguelitos de Almasa? ¿Nicanores hechos en Villablino? De verdad, no sé adónde vamos a llegar. Esto no es lo que era.
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