Diario del aislamiento Día 43: Sabotage (con g)


El 26 de abril, bandera rojiblanca.   

Como de tantas otras cosas, sé más bien poco de hip hop. Prácticamente nada. Si alguien que sepa de hip hop lee esto podrá confirmarlo, así que vamos a ahorrarle la sentencia: este tipo no sabe nada de hip hop. Sé cosas que he visto recientemente en documentales y podría dedicarme a repetirlo como si fuera algo que conozco de siempre, como suele hacerse en las redes sociales, pero eso se lo dejo a otros más audaces. No sé nada de hip hop.



Lo curioso del asunto es que no sé nada de hip hop pero, sin embargo, el hip hop no me es del todo ajeno. En plena nueva ola, yo era un niño con suerte porque mis hermanos mayores estaban todo el día poniendo música a la que yo nunca hubiera tenido acceso. Contemplaba con cierta distancia una época que entonces nos parecía normal y ahora nos parece el big bang. En mi cuarto de niño lleno de discos de otros veía con naturalidad cómo tras el punk, que tampoco duró tanto, llegaba el pub rock, el post punk, el power pop, el revival mod y el sonido Two Tone, el tecnopop, todo ese lío creativo e incipientemente comercial simultáneo que luego algunos llamaron Nueva Ola y otros no.



Eran tiempos de pocos reparos y muchas ganas, casi todo estaba permitido en cuanto a música se refiere: por lo que se ve, el purismo y la erudición todavía no habían infectado a la audiencia. Los grupos de referencia hacían más bien lo que les daba la gana y algunos empezaban a coquetear con el rap y el hip hop: nos parecía normal tanta mezcla cuando escuchábamos los discos nuevos que, en mi caso, compraban otros y sobre los que yo no tenía opinión en el momento. Simplemente los escuchaba y los tomaba como la referencia: eran los discos buenos porque lo decían mis hermanos y mis vecinos mayores, que eran los que sabían de esto. Con el tiempo pasé a tener opinión propia, tampoco demasiado erudita ni académica, pero entonces me limitaba a escuchar, compraba muy poco y normalmente acompañado de un adulto, no investigaba porque todo me venía dado. Qué suerte la mía.



En 1981 los Clash sacaban “The Magnificent 7”  y Blondie sacaban “Rapture” . Los grupos salidos del corazón del punk empezaban a rapear y tampoco le parecía raro a nadie. Malcom McLaren ni más ni menos sacaba un año después “Duck Rock” en el que venían “Buffalo Gals”  y “Double Dutch” , rap africanizado. Tina Weymouth y Chris Frantz de los Talking Heads montaban Tom Tom Club y Grandmaster Flash utilizaba la base de “Genius of Love” . The Message”  era un éxito, y en 1983 o 1984, adolescente, recuerdo comprar el single de “White Lines”  en Irlanda, en un verano en el que estuve estudiando inglés y en el que principalmente compré merchandising de Madness, los Jam y los Specials. No sé dónde está nada de eso, pero entonces no parecía rara la mezcla.



Los del hip hop también demostraban tener cintura: poco tiempo después Run DMC grababan una versión de “Walk This Way” de Aerosmith … con Aerosmith, revitalizando un temazo de 1975, parecía que estos hiphoperos tenían buen gusto. Unos años después Dee Dee Ramone sacaba un disco de hip hop como Dee Dee King  que fue un desastre, pero era Dee Dee Ramone y en el disco tocaban Debbie Harry y Chris Stein y por tanto estábamos a favor. De alguna manera, el hip hop no era lo nuestro, pero a los nuestros les gustaba y nos parecía bien.



En esa menestra musical de la que nadie se extrañaba, salieron los Beastie Boys. Raperos blancos, judíos, guitarreros. Parecían no tomarse muy en serio y eso siempre es buena cosa. Algo mayores que yo en esa época en la que cuatro o cinco años es una diferencia insalvable, sacaron “(You Gotta) Fight For Your Tight (To Party)” y “No Sleep Till Brooklyn” y nos gustaron y nos parecían graciosas y ellos también. Grupo de raperos guitarreros blancos, claramente con pasado y actitud punk, bien, algo así con unos Nikis de Brooklyn, nos valen, de los nuestros también.



Perdí bastante la pista a los Beastie Boys en los años posteriores, como muchos, y en general al hip hop. Me quedé en la parte más amable y fácil para los no aficionados: De la Soul, Digable Planets, alguna canción aquí y allá. Y entonces llegó “Sabotage”. Era 1994, yo por aquel entonces no vivía en España y pasaba mucho tiempo viendo clips en cadenas musicales, esa actividad que hoy nos parece altamente disparatada y poco recomendable. Creo que recuerdo la primera vez que vi el vídeo, las pelucas, las camisas de manga corta con corbata, las gafas Ray-Ban de piloto. No daba crédito: era “Las calles de San Francisco”, la serie que veíamos de pequeños, Karl Malden y Michael Douglas, un temazo para abrir y una estética maravillosa. . Los coches que chocaban con montañas de cajas de cartón, los callejones que terminaban siempre en una valla metálica que intentaba saltar el delincuente fugado y los policías le cogían por el pantalón. Nathan Wind como Cochese, Vic Colfari como “The Rookie”, Alosondro Alegre como “The Chief”. Y, además, la canción era un temazo monumental, desde ese día obligado en cualquier fiesta que se precie y que siempre aparece en los momentos más insospechados. ¿Era hip hop “Sabotage”? Probablemente no, pero que más daba. Era un himno.



Y más tarde llegó Hello Nasty, con una canción y un vídeo, “Intergallactic”, que también nos hartamos de ver. Compramos el disco, lo quemamos en las fiestas, empezamos a tirar del hilo y nos reencontramos con los Beastie Boys. Anunciaron gira y fecha en la ciudad en la que vivía por aquel entonces y nos pensamos el ir: teníamos ganas pero nunca habíamos ido a un concierto entero de un grupo de hip hop, quizás fuera un espanto. Se rajaron todos menos yo, compré mi entrada y otra para ver si alguien se animaba, al final fue la hermana de un amigo y allá que fuimos. Era mayo de 1999, la gira del Hello Nasty: un escenario redondo que giraba para que todo el mundo pudiera ver todo, como se puede ver aquí en una version abreviada y con menos banda de la que recuerdo. Como teloneras un grupo de chicas que no sabíamos quiénes eran, alguien del público nos dijo que eran las mujeres de los Beastie Boys, que tenían su propio grupo. Nunca supimos si era verdad, pero nos gustó la idea. El concierto resultó ser uno de los mejores que yo haya visto, con una banda impresionante cuyos miembros, incluidos los tres BBs, iban cambiando de instrumento prácticamente en cada canción; el que pasaba a la batería, se ponía una gran peluca afro. Recuerdo el concierto como maravilloso y muy cansado, dando botes prácticamente desde el primer minuto. Miro ahora el setlist  y descubro cosas que no recordaba bien, como por ejemplo que tocaron “53rd and 3rd”, precisamente de Dee Dee Ramone, algo que ya habían hecho antes; también tocaron un trozo de “Wonderwall” de Oasis, creo que solo un trozo, quizás un medley con “53rd and 3rd”. La traca final, para enmarcar: “Intergallactic” y “Sabotage”, un pogo general sin heridos, un milagro. Poco después, por cierto, pasó esto  y ya nos quedó claro que éste era uno de nuestros grupos.



Se acaba de estrenar el documental que Spike Jonze, director de - entre otros muchos videoclips – “Sabotage”, ha hecho sobre la historia de los Beastie Boys. Narrada por Mike D y Ad Rock en un formato a caballo entre el teatro y el documental normal, la historia del grupo da para bastante más de lo que uno piensa. El documental resulta muy honesto, a ratos casi crudo, triste y gamberro a la vez, algo así como la historia de tres amigos de la infancia que siguen siéndolo a pesar de todo lo vivido. Los protagonistas cuentan sin tapujos sus días de éxito y juerga continua, los amigos a los que dejaron en el camino injustamente, su reacción ante el fracaso comercial, su cura de humildad, la transformación de gamberros a músicos profesionales, su admiración por el desaparecido Adam Yauch, “MCA”, como el más talentoso y completo de los tres. Llama la atención el especial hincapié que se hace en los errores cometidos, la ausencia de egos fuertes y la enorme autocrítica que barniza todo el metraje: algo sin duda a valorar, en especial en estos tiempos que corren. Muy recomendable, sean Vds fans de los Beastie Boys o no.




Playlist para el día 42, gentileza de la MC Blanca DB: 
Listen all y’all




Comentarios

  1. Chris Stein acaba de contestarme en twitter, dándome la razón sobre Kraftwerk, oiga

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